Pérdida de peso involuntaria

La pérdida de peso involuntaria ocurre cuando una persona adelgaza sin intención ni esfuerzo consciente en seguir un plan alimenticio restrictivo para reducir su peso corporal. 

El peso de un individuo experimenta variaciones leves a lo largo del tiempo, tales como durante el transcurso de una enfermedad; por consiguiente, los profesionales de la salud generalmente solo muestran preocupación si la persona sufre una pérdida de peso involuntaria superior a 10 libras (equivalente a 4 a 5 kilogramos) o si esta pérdida representa el 5% de su peso corporal en el caso de individuos de constitución más pequeña. La disminución en el peso corporal podría indicar la presencia de un trastorno físico, emocional o mental significativo. Además de experimentar una reducción en el peso corporal, es posible observar otros signos y síntomas asociados, como disminución del deseo de comer, elevación de la temperatura corporal, malestar físico o sudoraciones nocturnas, los cuales son originados por la patología subyacente. 

Razones detrás de la disminución no intencionada de peso y sus atributos característicos. 

Con frecuencia, la reducción de peso ocurre debido a que la persona consume una cantidad de calorías menor que la requerida por su organismo. Es factible que esté ingiriendo una cantidad menor de calorías debido a una disminución en su apetito o a la presencia de un trastorno que interfiere con la capacidad de su sistema digestivo para absorber nutrientes, conocido como malabsorción. A veces, con menor frecuencia, las personas experimentan un trastorno en el que su metabolismo está alterado, lo que resulta en un aumento del gasto de energía, como ocurre en casos de hipertiroidismo. En ocasiones, tanto uno como otro mecanismo pueden estar implicados en la situación. Un caso ilustrativo sería que el cáncer puede provocar una reducción en el deseo de comer, al mismo tiempo que incrementa la cantidad de calorías quemadas, lo que resulta en una disminución rápida en el peso corporal. 

Prácticamente cualquier enfermedad crónica que sea lo bastante severa tiene el potencial de ocasionar pérdida de peso, como por ejemplo, una condición grave como insuficiencia cardíaca o enfisema. No obstante, comúnmente los trastornos ya han sido identificados antes de que la persona pierda peso; en contraste, este análisis se enfoca en la pérdida de peso como el primer indicador de una enfermedad. Las razones pueden clasificarse en aquellas que pertenecen a individuos cuyo deseo de comer ha crecido y en las que pertenecen a individuos cuyo deseo de comer ha decrecido. 

En situaciones donde hay un incremento en el deseo de comer, se deben considerar las causas más frecuentes pero no identificadas de la disminución no intencional del peso. 

  • A condición médica en la que la glándula tiroidea está demasiado activa y produce niveles excesivos de hormonas tiroideas, lo cual se conoce como hiperactividad de la glándula tiroidea o hipertiroidismo. 
  • Diabetes no controlada 
  • Trastornos que causan malabsorción 

Si se experimenta una disminución en el apetito, algunas de las razones más habituales y no identificadas que pueden ocasionar la pérdida de peso no deseada son 

  • Trastornos emocionales como la depresión son un conjunto de condiciones psicológicas en las cuales una persona experimenta emociones negativas y cambios en el estado de ánimo que pueden afectar su bienestar mental y emocional. 
  • Cáncer 
  • Consecuencias adicionales derivadas del uso de medicamentos. 
  • El «trastorno por consumo de drogas» se refiere a una condición en la que una persona experimenta dificultades y problemas de salud debido al abuso o adicción a sustancias psicoactivas. 

Valoración de la disminución de peso que ha ocurrido sin intención previa en el individuo. 

La información que viene a continuación podría ser beneficiosa para aquellas personas que están experimentando una disminución de peso sin motivo aparente, ayudándoles a determinar si es conveniente buscar la opinión de un profesional médico y conocer qué pueden anticipar durante el proceso de evaluación. 

Debido a la diversidad de trastornos que pueden resultar en la pérdida de peso sin intencionalidad, generalmente es necesario que el médico realice una evaluación minuciosa y exhaustiva. 

Signos de alarma 


En individuos que experimentan una disminución de peso sin intención, existen ciertos signos y atributos específicos que pueden generar inquietud o alarma. Dentro de los elementos que se deben considerar se encuentran los siguientes factores. 

  • Fiebre y sudoración nocturnas 
  • Dolor óseo 
  • Síntomas incluyendo dificultad para respirar, tos persistente y expulsión de sangre mediante la eliminación de esputo. 


Sin embargo, experimentar una frecuencia excesiva en la necesidad de orinar y un aumento en la cantidad de veces que se necesita ir al baño para vaciar la vejiga 


Una persona mayor de 50 años que experimenta dolor de cabeza, malestar en la mandíbula al masticar, así como cambios repentinos en la visión, como visión doble, borrosa o la presencia de puntos ciegos. 


Cuándo acudir al médico 


Aquellas personas que presenten indicios preocupantes deben acudir de manera inmediata a la consulta de un profesional médico. Aquellas personas que no experimentan síntomas preocupantes deben acudir a un profesional de la salud lo antes posible para una evaluación médica. Por lo general, un pequeño retraso de alrededor de siete días no suele causar daños significativos o perjuicios. 

Actuación del médico 


Inicialmente, como primer paso, el médico indaga sobre los síntomas que experimenta el paciente, así como también se interesa por su historial médico y social. A continuación, se procede a llevar a cabo un examen físico detallado. Los antecedentes médicos del paciente y la evaluación física habitualmente proporcionan pistas sobre la posible causa de la fatiga, indicando qué pruebas pueden resultar útiles en el diagnóstico (consulte la tabla que enumera algunas causas frecuentes y características de la fatiga crónica o prolongada). 

En el inicio de la consulta, el médico comienza por indagar a la persona afectada sobre la cantidad de peso que ha disminuido y en qué intervalo de tiempo ha ocurrido, además de… 

Las variaciones en el tamaño de la vestimenta, el deseo de comer y la cantidad de comida consumida. 
Si experimenta problemas al tragar alimentos o líquidos, es posible que sienta molestias o malestar en la garganta debido a la dificultad para llevar la comida desde la boca hasta el estómago. 

En caso de que se hayan producido modificaciones en los patrones intestinales. 
¿Puede indicar si experimenta algún otro síntoma adicional, como falta de energía, sensación de malestar en todo el cuerpo, aumento de la temperatura corporal y episodios de sudor durante la noche? 
En caso de que tenga historial previo de algún trastorno que provoque la reducción de peso corporal. 

Por favor, proporcióneme información detallada sobre los medicamentos que está utilizando actualmente, tanto aquellos prescritos por un profesional de la salud como los que adquirió sin necesidad de receta médica, y también me gustaría que mencione si consume sustancias recreativas o productos elaborados a base de hierbas. 


Si ha experimentado algún tipo de modificación en su existencia, como puede ser la desaparición de un familiar cercano, la incapacidad de valerse por sí mismo, la ausencia de empleo remunerado, o la interrupción de una dieta habitual. 

Durante la evaluación física, los profesionales de la salud utilizan instrumentos para medir signos vitales como la temperatura corporal, el ritmo cardíaco, la frecuencia respiratoria y la presión arterial con el objetivo de identificar la presencia de fiebre, latidos acelerados, respiración agitada o bajada de la presión sanguínea. La evaluación física general es muy exhaustiva, ya que diversos trastornos pueden ser responsables de la pérdida de peso que ocurre sin intención por parte de la persona. Se realiza un examen detallado que abarca la evaluación de diferentes partes del cuerpo, tales como el corazón, los pulmones, el abdomen, la cabeza y el cuello, los senos, el sistema nervioso, el recto (con un análisis de la próstata en caso de hombres y pruebas de sangre oculta en heces), los genitales, el hígado, el bazo, los ganglios linfáticos, las articulaciones y la piel, además de una evaluación del estado emocional del individuo. 

El peso de una persona se evalúa en conjunto con el cálculo del índice de masa corporal. 

Pruebas complementarias 


Los síntomas presentados por los pacientes y los hallazgos físicos obtenidos en la exploración médica proporcionan indicios que apuntan hacia la posible razón detrás de la pérdida de peso en alrededor del cincuenta por ciento de los individuos, abarcando a un gran número de aquellos que finalmente son diagnosticados con cáncer. 

Con frecuencia, se suelen llevar a cabo pruebas de cribado, como la colonoscopia para detectar el cáncer de colon o la mamografía para el cáncer de mama, con el objetivo de identificar cánceres comunes. Además, se llevan a cabo otros exámenes dependiendo de los trastornos que se sospechan presentes. Si no hay indicios claros en los antecedentes médicos y durante la revisión física que señalen una causa particular, ciertos profesionales de la medicina optan por realizar una variedad de pruebas adicionales, como una radiografía del pecho y análisis de sangre y orina, con el objetivo de disminuir la lista de posibles causas. Una vez completadas estas pruebas, se llevan a cabo pruebas adicionales más detalladas y adaptadas a las demandas específicas en caso de ser requeridas. 

Si todos los resultados de los exámenes médicos muestran que está dentro de los parámetros normales, es habitual que los doctores programen una revisión de seguimiento dentro de unos meses para observar si han surgido síntomas o señales nuevos en la persona. 

Acciones a tomar para abordar la disminución de peso que ocurre sin intención previa. 

El objetivo es abordar la condición subyacente que está provocando la pérdida de peso que no ha sido intencional. 

Con el fin de ayudar a la persona que está experimentando dificultades para comer, es común que los médicos implementen estrategias conductuales como incentivar activamente a la persona a ingerir alimentos, asistiéndola durante las comidas, ofreciendo platos que le gusten o que tengan sabores intensos, y presentando porciones más pequeñas para facilitar la ingesta. 

Si las estrategias para modificar el comportamiento no están dando resultados, se podría intentar complementar con suplementos alimenticios que sean ricos en nutrientes de calidad. 

La utilización de una sonda conectada al estómago para suministrar alimentos se considera como una medida extrema y solo se recomienda en circunstancias particulares y muy concretas. Un ejemplo de esto sería que la alimentación a través de una sonda puede resultar beneficiosa en situaciones donde una persona sufre de una enfermedad que es potencialmente curable o que puede mejorar con el tiempo, en contraste con situaciones en las que una persona desarrolla una aversión a la comida debido a una forma severa de Alzheimer, en las que la alimentación por sonda no podría ser efectiva. 

Elementos fundamentales a tener en cuenta para las personas de edad avanzada: la disminución de peso que ocurre sin intención por parte del individuo. 

Con el paso de los años, es más común encontrar un aumento en la frecuencia de pérdida de peso no intencional, la cual llega a afectar hasta la mitad de las personas que viven en instalaciones para mayores. Las personas mayores tienen una mayor probabilidad de experimentar la pérdida de peso sin intención, debido a que las afecciones que provocan esta pérdida de peso son más frecuentes en individuos de edad avanzada. Además, a medida que envejecemos, también experimentamos modificaciones en nuestro organismo que son normales y que influyen en la disminución del peso corporal. Normalmente, sucede que hay una diversidad de factores que intervienen en la situación. 

Algunos de los cambios habituales asociados con el proceso de envejecimiento que podrían influir en la disminución de la masa corporal son los siguientes: 

Reducción en la capacidad de sentir ciertos compuestos que estimulan el apetito, junto con un incremento en la capacidad de percibir ciertos compuestos que inhiben el apetito. 

Reducir la velocidad a la que el estómago vacía su contenido puede causar una prolongación en la sensación de estar lleno. 


reducción de la capacidad de sentir sabores y olores. 


Disminución n de la cantidad de tejido muscular en el cuerpo, conocida como sarcopenia. 

Además, es frecuente que las personas de edad avanzada experimenten aislamiento social, lo que puede resultar en una reducción en la cantidad de comida que consumen. La depresión y la demencia son dos condiciones muy habituales que suelen presentarse con frecuencia en los residentes de hogares de ancianos, siendo consideradas como factores que contribuyen de manera significativa a la salud mental en este grupo de población. A medida que una persona envejece, es más probable que experimente problemas dentales, como la periodontitis, los cuales pueden aumentar en frecuencia y afectar la capacidad de consumir nutrientes y realizar la digestión de manera eficaz. Con frecuencia es complicado discernir con precisión cuál es la contribución específica de cada uno de los factores involucrados. 

Las personas mayores pueden experimentar mejoras en su salud al tomar suplementos nutricionales que ayuden a abordar la deficiencia de vitaminas, como es el caso de la vitamina D y la vitamina B12. No obstante, es importante administrar los suplementos en horarios intermedios entre las comidas y antes de ir a dormir. En caso contrario, si se toman los suplementos, es posible que se experimente una reducción en el apetito cuando llegue la hora de la comida. Asistencia durante las comidas y al hacer las compras también puede resultar beneficiosa para ciertas personas. 

Fuente:

https://www.msdmanuals.com/es/hogar/temas-especiales/s%C3%ADntomas-inespec%C3%ADficos/p%C3%A9rdida-de-peso-involuntaria