¿Qué es el hígado graso y cuáles son las formas efectivas para eliminar la acumulación de grasa en este órgano? 

La prevalencia de la enfermedad del hígado graso está en aumento, siendo cada vez más frecuente y afectando a aproximadamente una cuarta parte de la población a nivel mundial. 

Tiene que ver con la obesidad, la diabetes tipo 2 y otros trastornos que se presentan con la características de resistencia a la insulina. 

Asimismo, en caso de no controlar el hígado graso, existe la posibilidad de que se agrave y evolucione hacia una enfermedad hepática más grave, así como hacia otros trastornos de salud adicionales. 

¿Puede proporcionar una explicación de lo que se entiende por el término «hígado graso»? 


El hígado graso ocurre como resultado de una acumulación excesiva de grasa en las células del hígado. A pesar de que es común que las células contengan una pequeña cantidad de grasa, se clasifica como grasa cuando su contenido de grasa excede el 5 por ciento. 

A pesar de que consumir grandes cantidades de alcohol puede provocar la acumulación de grasa en el hígado, en numerosas situaciones este efecto no está relacionado en absoluto. 

Una diversidad de condiciones relacionadas se incluyen dentro de la extensa clasificación de enfermedades del hígado graso no alcohólico (EHGNA), la cual se destaca como la afección hepática más prevalente tanto en adultos como en niños en las naciones occidentales. 

El hígado graso no alcohólico, también conocido como HGNA en inglés (siglas de NAFL), se caracteriza por ser la fase inicial de la enfermedad hepática que es reversible en sus primeras etapas. Por desgracia, en muchas ocasiones no se suele detectar a tiempo. Con el paso del tiempo, la enfermedad hepática por acumulación de grasa no alcohólica (EHGNA) puede desencadenar una condición hepática más severa denominada esteatohepatitis no alcohólica (EHNA), o NASH en su acrónimo en inglés. 

La enfermedad hepática no alcohólica implica una mayor cantidad de grasa acumulada en el hígado y también inflamación, lo cual resulta en daño a las células hepáticas. El proceso descrito puede llevar a la formación de fibrosis, que es el endurecimiento del tejido hepático debido a la lesión y muerte recurrente de las células del hígado. 

Lamentablemente, resulta complicado anticipar si la condición de hígado graso evolucionará hacia esteatohepatitis no alcohólica, lo cual podría incrementar de forma notable la probabilidad de desarrollar cirrosis, que es una etapa de daño hepático severo que compromete la función del hígado, y también aumenta el riesgo de sufrir cáncer de hígado. 

La Enfermedad Hepática Grasa No Alcohólica también está asociada con un incremento en la probabilidad de padecer otras enfermedades, como problemas cardíacos, diabetes y trastornos renales. 

¿Cuál es el origen o motivo que provoca la acumulación de grasa en el hígado? 


Hay varios elementos que tienen la capacidad de causar o participar en el desarrollo de la condición conocida como hígado graso. 

La obesidad, como condición médica caracterizada por un exceso de grasa corporal, por lo general desencadena una respuesta inflamatoria de nivel bajo en el organismo, la cual podría propiciar el aumento de la cantidad de grasa almacenada en el hígado. Se calcula que entre un 30% y un 90% de las personas adultas con exceso de peso sufren de enfermedad del hígado graso no alcohólico (EHGNA), y este problema se está incrementando en la población infantil debido al crecimiento de la epidemia de obesidad. 

El exceso de grasa en la zona abdominal puede conducir al desarrollo de hígado graso en individuos con un peso considerado normal, lo cual se debe a la presencia de una acumulación significativa de grasa alrededor de la cintura, un fenómeno conocido como «obesidad visceral». 


Se han realizado investigaciones que han confirmado que la resistencia a la insulina junto con niveles elevados de insulina contribuyen al incremento de la acumulación de grasa en el hígado en individuos que padecen diabetes tipo 2 y síndrome metabólico. 

El consumo excesivo de carbohidratos refinados puede conducir a un aumento en la acumulación de grasa en el hígado, especialmente si son consumidos en grandes cantidades por individuos con sobrepeso o que son resistentes a la insulina. 


Las bebidas azucaradas, como por ejemplo las sodas y las bebidas energéticas, contienen altos niveles de fructosa, un tipo de azúcar que se ha demostrado ser responsable de provocar la acumulación de grasa en el hígado tanto en niños como en adultos. 


Investigaciones actualizadas indican que el empeoramiento de la salud intestinal, caracterizado por desequilibrios en la flora bacteriana del intestino, disfunciones en la integridad de la barrera intestinal (conocida como «intestino permeable»), o cualquier otra afección en esta región, puede jugar un papel relevante en la aparición y progresión de la enfermedad del hígado graso no alcohólico. 

Síntomas del hígado graso 


Hay una variedad de signos y síntomas que pueden indicar la presencia de hígado graso, aunque no necesariamente todos se manifiesten al mismo tiempo. 

En realidad, es factible que incluso pueda ocurrir que no seas consciente de la presencia de esta condición en tu organismo. 

  • Fatiga y debilidad 
  • Malestar suave o una sensación de plenitud en la región del abdomen a la derecha o en el centro. 
  • Concentraciones altas de enzimas hepáticas, como la aspartato aminotransferasa (AST) y la alanina aminotransferasa (ALT), están presentes en el organismo. 
  • Niveles elevados de insulina 
  • Niveles elevados de triglicéridos 


Si la condición de hígado graso avanza a esteatohepatitis no alcohólica, es posible que se manifiesten los siguientes signos y síntomas de la enfermedad: 

  • pérdida de apetito 
  • náusea y vómitos 
  • dolor en la parte del abdomen que va desde moderadamente fuerte hasta muy intenso 
  • Los ojos y la piel presentan un tono amarillento. 


Es fundamental que acudas a tu médico de manera constante para que te realice chequeos médicos regulares, incluidos análisis de sangre de rutina, los cuales pueden detectar el hígado graso en una fase reversible y precoz. 

Técnicas para la alimentación que pueden ser implementadas con el objetivo de reducir la acumulación de grasa en el hígado. 


Existen múltiples acciones que se pueden llevar a cabo para reducir la acumulación de grasa en el hígado, como por ejemplo perder peso a través de la adopción de un estilo de vida saludable y reducir la ingesta de carbohidratos. Además, hay algunos alimentos específicos que pueden ser beneficiosos para la eliminación de la acumulación de grasa en el hígado. 

Si te encuentras con sobrepeso u obesidad, es recomendable que disminuyas tu peso a través de la pérdida de peso y que tengas cuidado de no comer en exceso para no afectar tu salud. 

Si estás sobrepeso u obeso, una eficaz estrategia para reducir la grasa en el hígado consiste en perder peso, ya que este enfoque se considera altamente efectivo. 

En efecto, se ha comprobado que la reducción de peso contribuye a la disminución de la acumulación de grasa en el hígado en individuos adultos que padecen enfermedad hepática grasa no alcohólica, sin importar si la persona logró perder peso a través de cambios en la dieta exclusivamente, mediante cirugía bariátrica como método para reducir peso, o gracias a la práctica de ejercicio físico. 

Durante un período de tres meses, se llevó a cabo una investigación en la que se observó que los adultos con sobrepeso que redujeron su ingesta diaria de calorías en 500, lograron perder en promedio un 8% de su peso corporal, además de experimentar una reducción significativa en la cantidad de grasa presente en el hígado. 

Además, parece ser que las mejoras en los niveles de grasa en el hígado y la sensibilidad a la insulina pueden ser sostenidas a pesar de que ganes peso nuevamente. 

Elimina los carbohidratos de tu dieta, y en particular aquellos que han sido refinados. 

La estrategia aparentemente más racional para abordar el hígado graso podría consistir en disminuir la cantidad de grasa consumida en la alimentación. 

No obstante, los expertos indican que únicamente alrededor del 16% de la grasa acumulada en el hígado de individuos con Enfermedad Hepática por Acumulación de Grasa No Alcohólica proviene específicamente de la ingesta de alimentos ricos en grasas. En contraste, la mayor parte de la grasa presente en el hígado se origina de los ácidos grasos que circulan en la sangre, y alrededor del 26% de esta grasa es creada a través de un proceso conocido como síntesis de lípidos de novo (DNL por sus siglas en inglés). 

Durante el proceso de la lipogénesis de novo, los carbohidratos en exceso se transforman y se almacenan en el organismo en forma de tejido adiposo. La tasa de síntesis de lípidos no esterificados tiende a incrementarse en respuesta a consumos elevados de comidas y bebidas que contienen altos niveles de fructosa. 

Durante el transcurso de un experimento, individuos adultos con problemas de obesidad que siguieron una alimentación rica en calorías y carbohidratos procesados durante un período de tres semanas, mostraron un incremento promedio del 27% en la acumulación de grasa en el hígado, a pesar de que solo aumentaron su peso total en un 2%. 

Investigaciones científicas han demostrado que seguir una alimentación que contenga pocos carbohidratos refinados puede jugar un papel importante en la reversión de la Enfermedad Hepática Grasa No Alcohólica (EHGNA). Entre las opciones disponibles se encuentran las dietas que presentan un bajo contenido de carbohidratos, la dieta mediterránea y la dieta con bajo índice glucémico. 

En un experimento científico, se observó que la reducción de la cantidad de grasa acumulada en el hígado y la mejora en la capacidad del cuerpo para utilizar la insulina fueron más notables en individuos que siguieron una dieta basada en la alimentación mediterránea en comparación con aquellos que optaron por una dieta caracterizada por ser baja en grasa y alta en carbohidratos, a pesar de que la cantidad de peso perdido fue igual en ambos grupos. 

Sin embargo, se observó que tanto la dieta mediterránea como la dieta muy baja en carbohidratos lograron disminuir la acumulación de grasa en el hígado, mientras que un estudio que fusionó ambas dietas arrojó resultados sorprendentes. 

En esta investigación, un grupo de 14 hombres con obesidad y enfermedad del hígado graso no alcohólico (EHGNA) participaron en un régimen alimenticio que combinaba los principios de la dieta mediterránea con las características de una dieta cetogénica. Luego de un período de 12 semanas, se observó que 13 de los participantes masculinos experimentaron una disminución en los niveles de grasa acumulada en el hígado, con tres de ellos logrando eliminar por completo este tipo de grasa de su organismo. 

Agrega a tu dieta aquellos alimentos que favorezcan la reducción de la acumulación de grasa en el hígado. 

Además de reducir la cantidad de carbohidratos en la dieta y controlar la ingesta de calorías para evitar excesos, es importante destacar que hay ciertos alimentos y bebidas que pueden contribuir de manera positiva a la disminución de grasa acumulada en el hígado. 

  • Estudios indican que consumir alimentos ricos en grasas monoinsaturadas, como aceite de oliva, aguacates y nueces, puede ser beneficioso para reducir la acumulación de grasa en el hígado. 
  • La investigación ha evidenciado que la proteína de suero posee la capacidad comprobada de disminuir los niveles de grasa en el hígado hasta un 20% en mujeres que padecen obesidad. Además, también puede ayudar a reducir los niveles de enzimas hepáticas y brindar ventajas adicionales a las personas con enfermedad hepática más avanzada. 
  • Un estudio realizado señaló que los antioxidantes presentes en el té verde, conocidos como catequinas, tuvieron un efecto beneficioso al reducir la acumulación de grasa en el hígado y disminuir la inflamación en individuos que padecen enfermedad hepática grasa no alcohólica (EHGNA). 
  • Algunos estudios han indicado que incluir entre 10 a 14 gramos de fibra soluble en la dieta diaria puede tener beneficios como la disminución de las reservas de grasa en el hígado, la reducción de las concentraciones de enzimas hepáticas y la mejora de la sensibilidad del cuerpo a la insulina. 

Rutinas de entrenamiento físico que podrían ser beneficiosas para disminuir la cantidad de tejido adiposo acumulado en el órgano hepático. 


El ejercicio físico puede mostrar ser un método eficaz para reducir la acumulación de grasa en el hígado, demostrando su eficacia en este proceso de reducción. 

Investigaciones científicas han demostrado que la práctica regular de actividades físicas como ejercicio o entrenamiento de resistencia de forma frecuente a lo largo de la semana puede ocasionar una disminución considerable en la cantidad de tejido adiposo almacenado en las células del hígado, independientemente de si experimentas una pérdida de peso corporal o no. 

Durante un periodo de cuatro semanas, 18 adultos con obesidad y enfermedad hepática grasa no alcohólica (EHGNA) participaron en sesiones de ejercicio de 30 a 60 minutos, cinco días por semana. Como resultado, estos individuos experimentaron una reducción del 10% en la grasa acumulada en el hígado, a pesar de que su peso total se mantuvo sin cambios. 

Además, se ha demostrado que el entrenamiento de intervalos de alta intensidad (HIIT, por sus siglas en inglés) resulta beneficioso en la reducción de la acumulación de grasa en el hígado. 

En un experimento que involucró a un grupo de 28 individuos que padecían diabetes tipo 2, se observó que llevar a cabo entrenamientos de intervalos de alta intensidad (HIIT) de manera constante durante un periodo de 12 semanas condujo a una notable disminución del 39% en la acumulación de grasa en el hígado. 

A pesar de esto, incluso realizar actividades físicas de poca intensidad puede resultar eficaz en la reducción de la acumulación de grasa en el hígado. Según un extenso estudio llevado a cabo en Italia, parece ser que la importancia recae en la cantidad de ejercicio que una persona lleva a cabo. 

En la investigación mencionada, se observó que un grupo de 22 individuos con diabetes que se comprometieron a realizar ejercicio dos veces por semana a lo largo de un periodo de 12 meses experimentaron disminuciones tanto en la cantidad de grasa en el hígado como en la grasa abdominal. Estos cambios fueron consistentes, sin importar el nivel de intensidad de la actividad física, ya sea que esta fuese de baja a moderada o de moderada a alta intensidad. 

Dado que es fundamental realizar ejercicio de forma constante para disminuir la grasa en el hígado, la opción más efectiva consiste en seleccionar una actividad física que resulte atractiva y que puedas llevar a cabo con facilidad. 

Suplementos nutricionales que podrían ser beneficiosos para tratar el problema de acumulación de grasa en el hígado. 


Diversos estudios han indicado que algunas vitaminas, plantas medicinales y otros complementos pueden tener un efecto beneficioso en la disminución de la acumulación de grasa en el hígado, lo que a su vez puede contribuir a reducir la posibilidad de progresión de enfermedades hepáticas. 

No obstante, según la mayoría de los especialistas, se considera necesario llevar a cabo investigaciones adicionales con el fin de verificar esta afirmación. 

Además, resulta fundamental tener una conversación con tu médico previa a la toma de cualquier tipo de suplemento, sobre todo si estás tomando otros medicamentos. 

Cardo de leche 

El cardo de leche, también llamado silimarina, es una planta que se distingue por sus propiedades beneficiosas para el hígado. 

Varios estudios han señalado que el cardo de leche, ya sea utilizado de manera individual o junto con la vitamina E, podría tener beneficios para disminuir la resistencia a la insulina, reducir la inflamación y proteger el hígado en individuos que padecen enfermedad hepática grasa no alcohólica. 

Durante un período de 90 días, en un experimento llevado a cabo con personas que padecían hígado graso, se observó que aquellos individuos que consumieron un suplemento de silimarina junto con vitamina E, y al mismo tiempo siguieron una dieta restringida en calorías, experimentaron una disminución en las dimensiones de su hígado que fue el doble de significativa en comparación con aquellos participantes que solo llevaron a cabo la dieta sin recibir el mencionado suplemento. 

En estos estudios, las cantidades de cardo de leche administradas estuvieron en el rango de 250 a 376 miligramos diarios. 

A pesar de esto, los expertos tienen la creencia de que el uso del cardo de leche muestra promesa como tratamiento para la enfermedad del hígado graso no alcohólico (EHGNA), pero opinan que se requieren investigaciones adicionales para validar su eficacia en el corto y largo plazo. 

berberina 

La berberina, que es una planta compuesta, ha demostrado en estudios su capacidad de disminuir de manera significativa los niveles de azúcar en la sangre, así como los de insulina y colesterol, además de afectar positivamente otros indicadores de salud. 

Varios estudios han sugerido que el consumo de este producto podría resultar beneficiosa para las personas que sufren de hígado graso. 

Durante un período de 16 semanas, un total de 184 individuos diagnosticados con Enfermedad Hepática Grasa no Alcohólica (EHGNA) disminuyeron la cantidad de calorías que consumían diariamente y se comprometieron a realizar al menos 150 minutos de actividad física por semana. Un grupo de participantes consumió berberina como suplemento, otro grupo optó por ingerir medicamentos que aumentan la sensibilidad a la insulina, mientras que el tercer grupo no recibió ni suplementos ni información de medicamentos para el tratamiento. 

Las personas que consumieron una dosis de 500 mg de berberina tres veces al día junto con comida experimentaron una disminución del 52% en la cantidad de grasa presente en el hígado, así como observaron una mejora significativa en la sensibilidad a la insulina y otros indicadores de salud en comparación con los grupos de control. 

Los investigadores señalan que, a pesar de los resultados alentadores obtenidos hasta ahora, se requiere llevar a cabo más estudios con el fin de verificar y validar la eficacia de la berberina como tratamiento para la enfermedad de hígado graso no alcohólico. 

Ácidos grasos Omega 3 

A muchos beneficios para la salud se les han atribuido a los ácidos grasos omega 3, según se ha observado. Los ácidos grasos omega 3 EPA y DHA, que forman una extensa cadena molecular, son abundantes en tipos de pescado con alto contenido de grasa, tales como el salmón, las sardinas, el arenque y la macarela. 

Diversos estudios han demostrado que el consumo de omega 3 podría tener beneficios para la salud del hígado en individuos adultos y niños que padecen de hígado graso. 

Durante la realización de un experimento controlado, se observó que un total de 51 niños con sobrepeso y enfermedad hepática grasa no alcohólica experimentaron una significativa disminución del 53% en la acumulación de grasa en el hígado al recibir suplementos de ácido docosahexaenoico (DHA), en contraste con el grupo que tomó un placebo, el cual registró una reducción del 22%. El grupo que recibió ácido docosahexaenoico (DHA) como suplemento también experimentó una mayor pérdida de grasa en la zona del abdomen y alrededor del músculo cardíaco. 

Además de eso, según los resultados de un estudio que incluyó a 40 adultos diagnosticados con hígado graso, se observó que al tomar suplementos de aceite de pescado y llevar a cabo modificaciones en su alimentación, el 50% de los participantes lograron disminuir la cantidad de grasa acumulada en el hígado, y un 33% experimentó la eliminación total de la grasa hepática. 

En los estudios mencionados, se administraron cantidades de ácidos grasos omega 3 que oscilaban entre 500 mg y 1000 mg al día en niños, y entre 2 gramos y 4 gramos al día en adultos. 

A pesar de que en todos los estudios previos se empleó aceite de pescado, es posible conseguir los mismos beneficios para la salud al consumir pescado con un alto contenido de ácidos grasos omega 3, y se recomienda hacerlo varias veces a la semana. 

Es crucial resaltar que estos estudios revelan que algunos suplementos parecen tener el potencial de optimizar los resultados de las modificaciones provocadas por el estilo de vida. Es probable que tengan un efecto mínimo en la grasa del hígado si no se consumen junto con una alimentación saludable y la práctica regular de ejercicio físico. 

Conclusión


El tener un exceso de grasa en el hígado puede ocasionar una serie de complicaciones y trastornos en la salud. Por suerte, esta situación puede ser modificada si se logra gestionar a tiempo. 

Adherirse a un plan alimenticio equilibrado con alimentos nutritivos, incrementar la cantidad de ejercicio físico realizado regularmente y posiblemente considerar la inclusión de suplementos en la rutina diaria pueden ayudar a disminuir la acumulación de grasa en el hígado, lo que a su vez podría reducir las probabilidades de que esta condición evolucione a una enfermedad hepática más severa.