La incapacidad de tener una erección, conocida como disfunción eréctil, es un problema extendido que impacta a numerosos hombres alrededor del mundo, teniendo un significativo efecto tanto en la calidad de vida de los individuos afectados como en la de sus parejas. Debido a que todavía se considera un tema delicado, los individuos que sufren este problema suelen ser reticentes a hablar con su profesional de la salud y buscar asesoramiento médico. No obstante, resulta crucial abordar esta enfermedad con el fin de eliminar falsas creencias al respecto, dado que comúnmente es posible encontrar una respuesta o tratamiento adecuado.
¿Podrías explicarme cuál es la definición de disfunción eréctil?
La disfunción eréctil se define como una condición en la que un hombre tiene dificultades constantes para lograr y mantener una erección lo suficientemente firme como para tener un encuentro sexual satisfactorio.
Es crucial estar atento a la disfunción eréctil ya que puede actuar como un indicador inicial de posibles problemas de salud cardíaca, sirviendo como una señal temprana. La disfunción eréctil, que es la incapacidad de mantener una erección lo suficientemente firme para tener relaciones sexuales satisfactorias, se reconoce como un factor que aumenta la posibilidad de sufrir problemas de salud relacionados con el corazón. Este trastorno sexual se considera un indicador significativo de la presencia de enfermedades del corazón, especialmente en personas menores de 60 años. Además de eso, se observa que existe un porcentaje bastante elevado de pacientes que padecen enfermedades coronarias y también experimentan disfunción eréctil.
Por otra parte, es importante tener en cuenta que la disfunción eréctil y las enfermedades cardiovasculares tienen en común factores de riesgo similares, como la falta de actividad física, el sobrepeso, fumar y tener niveles altos de colesterol en la sangre.
¿POR QUÉ OCURRE?
La disfunción eréctil es una condición médica compleja que puede tener múltiples causas. Una erección es un proceso complejo que involucra la interacción de factores neurovasculares, regulados por diversas hormonas, y que ocurre dentro de un contexto psicológico determinado. De esta manera, podemos comprender que cualquier enfermedad neurológica, vascular, hormonal o psicológica tiene la capacidad de afectar los procesos relacionados con la capacidad de tener una erección. Las principales razones que pueden causar impotencia están vinculadas con condiciones médicas relacionadas con el sistema cardiovascular, tales como la hipertensión arterial, la diabetes, niveles elevados de colesterol, el consumo de tabaco, la falta de actividad física y el exceso de peso corporal. Además de los factores mencionados, también pueden provocar efectos similares en el cuerpo otras causas físicas que incluyen el consumo de alcohol y drogas, diversas enfermedades crónicas como aquellas que afectan los pulmones, el corazón, el hígado o los riñones en su mayoría, desequilibrios hormonales provocados por la testosterona, la prolactina o las hormonas tiroideas, así como cambios neurológicos derivados de condiciones como la esclerosis múltiple o lesiones en la médula espinal, por ejemplo. El incremento de la edad en las personas mayores suele ser un factor determinante en el aumento de la prevalencia de diversas enfermedades, lo que a su vez contribuye al aumento de trastornos de disfunción eréctil en este grupo demográfico.
La cirugía, como la que se realiza en el tratamiento del cáncer de próstata, es mencionada como una de las potenciales razones que pueden contribuir a este problema.
Lesiones que afectan al pene, la columna vertebral, la próstata, la vejiga o la pelvis también pueden ser causantes de problemas de disfunción eréctil en los hombres.
Algunos medicamentos pueden favorecer la manifestación de esta enfermedad además.
Finalmente, se ha concluido que el 20% de los casos de disfunción eréctil tienen su origen en factores psicológicos, tales como la ansiedad y el estrés.
¿En qué momento debe buscar asesoramiento de un profesional médico?
Es fundamental comenzar afirmando que los problemas temporales de erección son frecuentes y no es necesario darles una significancia mayor. Estos síntomas tienden a manifestarse debido a la ausencia de un adecuado descanso, altos niveles de estrés, fatiga, dificultades en la relación de pareja, entre otros factores.
No obstante, si esta situación se repite en la mayor parte de las experiencias íntimas durante un periodo mínimo de tres meses, sería aconsejable buscar orientación médica. A pesar de que pueda generar incomodidad, es importante no retener datos, ya que el profesional de la salud tiene la capacidad de identificar el origen del problema y trabajar en encontrar una solución adecuada.
Abordamos el problema de la disfunción eréctil mediante diferentes métodos y técnicas para restaurar la función sexual masculina.
El paso inicial implica superar la barrera psicológica y eliminar la creencia de que es vergonzoso, disminuye la masculinidad o es exclusivo de uno mismo, ya que la realidad es que muchos hombres también experimentan esto. Independientemente de cuál pueda ser la razón, mantener una comunicación abierta y sincera con la pareja resulta fundamental en esta situación, ya que se trata de un problema que impacta a ambas partes sin que nadie tenga la culpa directa.
Por otro lado, el médico se esforzará en identificar la razón subyacente de la disfunción eréctil con el fin de abordarla de manera efectiva y precisa. Dado que los factores que influyen pueden ser numerosos y diversos, ocurre lo mismo en relación a las opciones de tratamiento disponibles para abordarlos.
Existen diversas formas de enfoques para tratar la disfunción eréctil, que incluyen el uso de medicamentos, la aplicación de dispositivos de vacío y la opción de optar por prótesis en intervenciones quirúrgicas.
Actualmente, hay por lo menos seis fármacos disponibles que, al ser tomados antes de mantener relaciones sexuales, facilitan lograr y mantener una erección por un período extendido. Por lo general, las distinciones entre ambos radican en el momento oportuno para su ingesta y la velocidad de su efecto, sin embargo incumbe al profesional de la salud decidir cuál de los dos es el más idóneo para cada individuo que padece de problemas de erección. Cuando el origen del problema de disfunción sexual radica en aspectos psicológicos, es decir, cuando la raíz del trastorno está relacionada con factores emocionales o mentales, la terapia psicosexual podría resultar extremadamente útil y provechosa tanto para el individuo que la experimenta como para su pareja.
Se ha comprobado que mientras se sigue el tratamiento, adoptar estilos de vida saludables, tales como reducir el peso corporal, practicar actividad física, y abstenerse del consumo de alcohol, tabaco y drogas, conlleva a una mejora en la calidad de las erecciones. Es crucial adherirse a las indicaciones del médico para controlar de manera efectiva la presión arterial elevada, los niveles de azúcar en la sangre y el colesterol en el torrente sanguíneo.
Es importante tener presente que en ocasiones, problemas para lograr una erección pueden ser señal de la presencia de enfermedades subyacentes. Sin embargo, el punto crucial a considerar es que, ya sea presente o ausente, la disfunción eréctil es una condición que puede abordarse eficazmente mediante tratamiento. La sexualidad es un aspecto fundamental de la existencia humana y, por lo tanto, no se debería descartar o ignorar, ya que desempeña un papel significativo en nuestra vida.